A veces
estoy tan ocupada con los oficios de casa y atareada con el bebé que no siempre
veo las espontáneas muestras de amor de tu maravillosa existencia hija, pero
hoy si le puse pausa al resto (a los oficios de casa no al bebé) y me dediqué a
observarte muchísimo más.
Creo que
nos ha pasado a todas, cumplir con las multifunciones del hogar y los niños no
es nada fácil y ser mamá orquesta mientras llega papá en la noche es agotador.
Ir al
parque no solo es un buen plan para ti, lo es también para mi, porque aparte de
que me encanta tomar el aire disfruto enormemente escucharte reír a carcajadas
mientras te empujo en el columpio y te veo feliz.
Me gusta
escucharte tararear mientras armas tu rompecabezas, concentrada y plena, cuando
cantas a la hora del baño e incluso a la hora de dormir mientras muchas veces
yo me duermo primero arrullada por esa vocesita.
Me ENCANTA
verte bailar J’y suis jamais alle con
los brazos abiertos mientras das vueltas y ríes y me miras hacia arriba con esa
risa transparente con tus ojos azules llenos de luz que reflejan tu pura
inocencia tu transparencia tu esencia, me llenas de orgullo sabiendo que fui yo
quien engendró un ser tan maravilloso y limpio, me contagias de tu bien.
No es fácil tener los ojos abiertos para todos
estos detalles cuando detrás están tantas multiples ocupaciones que todas
tenemos, pero créanme vale la pena hacer el esfuerzo.
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