Pronto muy
pronto en cuestión de días a más tardar terminaré una gran etapa en mi vida,
una de esas etapas irrepetibles, incomparables, indescriptibles, que te cambian
de por vida, que se viven solamente una vez, mis 40 semanas van avanzando y
daré a luz nuevamente.
Mil y un
sentimientos se encuentran y debaten dentro de mi, estoy ansiosa por sentir
contracciones, que ya vienen y se van pero que no se quedan todavía, de sentir
ese dolor físico que te anuncia la inminente llegada del bebé y que muy pronto
lo podré tener en mis brazos y ver su carita, de esperar ansiosa que fije su
mirada en mi para darle la bienvenida al mundo y de decirle que siempre lo
protegeremos con todo nuestro ser, nuestro amor y nuestras fuerzas, de saber si
se llamará Océan, Valentin o Mahis y de sentir su olor, de tenerlo calientico en mi pecho hasta
que se duerma escuchando su respiración y sus suspiros.
Pero
también se que me hará una falta enorme en el fondo de mis entrañas por
siempre, que nunca más lo sentiré moverse, que ya no seremos uno solo y que a
partir del momento en que nazca seremos él y yo por separados, porque cuando
cortan un cordón no solo es el bebé quien se separa, es también una madre quien
queda incompleta de por vida, amputada, media, vacía y diferente.
A pesar de
tener tantos sentimientos encontrados ♥ ESTOY FELIZ ♥ por las semanas recorridas y
por las que vendrán, me siento afortunada y bendecida de estar iluminada hasta
hoy por la vida que palpita en mi interior, de haber anidado y portado un
ángel, un alma pura que al igual que Justine llenará de amor mis días y noches,
de ese amor indescriptible que solamente se
conoce cuando se es madre.
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